sábado, 24 de noviembre de 2012

68.- CUANDO LA MADRE TRABAJA


CUANDO LA MADRE TRABAJA          

El rol de la mujer en el siglo XX y en el XXI se ha modificado por los intensos cambios sociales que ha afectado a la sociedad conyugal, en la cual los roles instrumental, de representación del hogar que lo tenía el padre y el rol expresivo de atención y cuidado de los hijos que era propio de la madre se han integrado debido a que el mercado ocupacional ha permitido el ingreso de la mujer, como profesional y trabajadora.

Nos preguntamos, si esta relación conjunta que debe desempeñar la pareja integrando el rol expresivo con el instrumental repercute en la educación de los hijos. La respuesta es que repercute pero en una forma positiva porque la atención de los hijos puede ser cumplida por ambos padres (papá y mamá) y el rol instrumental compartido por la pareja favorece también a un comunidad de gastos, manejada inteligentemente en base a presupuestos familiares y consolidar la economía del hogar

Cada vez es mayor la cantidad de mujeres que trabajan, ya no se concibe una madre de tiempo completo, que no es lo mejor para la crianza de los hijos sobre todo a partir de los dos años, edad en la cual los niños exploran su entorno. Una madre las 24 horas del día en el hogar y atendiendo a los hijos puede convertirse en una persona que solo da prescripciones, por ejemplo ¿Qué haces? ¿Dónde te has metido? ¿Por qué te ensuciaste la ropa? ¿Por qué jugaste con arena? No arranques las flores.  Y otras prescripciones más, que no favorecen el desarrollo del hijo.

La relación padres-hijos, no depende de la cantidad de tiempo, sino de la calidad de relación, por esta razón cuando una madre trabaja, debe reincorporarse al hogar siempre con una sonrisa en los labios, disimular el cansancio, cuando lo tiene, no mostrarse malhumorada y compartir unos minutos con los hijos pidiéndoles ayuda, por ejemplo: “Cuelga mi cartera donde la pongo y me vas a ayudar, pásame los zapatos de casa y te lo voy a agradecer” con estos pequeños encargos está compartiendo con el hijo y no se está quejando de cansancio.

PROBLEMAS QUE ENFRENTAN LAS MADRES QUE TRABAJAN

Los problemas que puede enfrentar una madre que trabaja es un sentimiento de culpa por no estar permanentemente con sus hijos. Este sentimiento se convierte en estrés, malhumor, impaciencia, cansancio, enfermedad, quejas, reproches y el otro problema es que considera que no comparte con sus hijos porque no tiene tiempo. No hay que olvidar que el tiempo es un concepto relativo, lo importante es la calidad de tiempo que se comparte con los hijos y con el esposo, para ser tal hay que conversar con los hijos sobre las obligaciones que tienen los padres y tienen ellos y sobre la forma como pueden ellos colaborar con los padres.

El tiempo que se permanece en el hogar debe planificarse y debe permitir que la madre continúe haciendo en su hogar lo que hacía antes e involucrar a los hijos para que ayuden asignándoles pequeñas responsabilidades. Debe también valorarse el trabajo como un medio de dignificación de la especie humana, considerando que todo trabajo dignifica y que si los hijos colaboran en tareas muy sencillas también se están dignificando.


LA IMPORTANCIA DE SER PADRE Y MADRE QUE TRABAJAN

La pareja (padre y madre) cuando comparten el trabajo, pueden tener una relación más sólida que beneficie la situación familiar.

El padre no debe sentirse el que da órdenes, debe compartir y conversar estas órdenes con la madre para ponerse de acuerdo. Otra situación es evitar trasmitir a los hijos la preocupación, porque se queden solos, que es una forma de sobreprotegerlos. Si bien es cierto que la paternidad y la maternidad significa para los niños protección, es también necesario que los niños sean capaces de evitar el peligro, de tener la capacidad de decidir ante situaciones; de buscar la seguridad en su entorno; de respetar las reglas de lo que tienen que hacer en la ausencia de los padres.

Cuando la pareja ingresa al mercado de trabajo, sin lugar a dudas, la provisión económica del hogar mejora, siempre que no haya egoísmo y comparaciones de ingresos y que se comparta en la distribución de ellos, permitiendo cubrir los gastos de alimentos, vestuario, escuela, juguetes, diversiones, etc.

Tanto el padre como la madre deben fundir sus roles, representativos y de ternura y manejar en comunidad el lenguaje del amor paternal y del amor maternal.

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