CUANDO LA MADRE TRABAJA
El rol de la mujer en el siglo XX y
en el XXI se ha modificado por los intensos cambios sociales que ha afectado a
la sociedad conyugal, en la cual los roles instrumental, de representación del
hogar que lo tenía el padre y el rol expresivo de atención y cuidado de los
hijos que era propio de la madre se han integrado debido a que el mercado
ocupacional ha permitido el ingreso de la mujer, como profesional y
trabajadora.
Nos preguntamos, si esta relación
conjunta que debe desempeñar la pareja integrando el rol expresivo con el
instrumental repercute en la educación de los hijos. La respuesta es que
repercute pero en una forma positiva porque la atención de los hijos puede ser
cumplida por ambos padres (papá y mamá) y el rol instrumental compartido por la
pareja favorece también a un comunidad de gastos, manejada inteligentemente en
base a presupuestos familiares y consolidar la economía del hogar
Cada vez es mayor la cantidad de
mujeres que trabajan, ya no se concibe una madre de tiempo completo, que no es
lo mejor para la crianza de los hijos sobre todo a partir de los dos años, edad
en la cual los niños exploran su entorno. Una madre las 24 horas del día en el
hogar y atendiendo a los hijos puede convertirse en una persona que solo da
prescripciones, por ejemplo ¿Qué haces? ¿Dónde te has metido? ¿Por qué te
ensuciaste la ropa? ¿Por qué jugaste con arena? No arranques las flores. Y otras prescripciones más, que no favorecen
el desarrollo del hijo.
La relación padres-hijos, no depende
de la cantidad de tiempo, sino de la calidad de relación, por esta razón cuando
una madre trabaja, debe reincorporarse al hogar siempre con una sonrisa en los
labios, disimular el cansancio, cuando lo tiene, no mostrarse malhumorada y
compartir unos minutos con los hijos pidiéndoles ayuda, por ejemplo: “Cuelga mi
cartera donde la pongo y me vas a ayudar, pásame los zapatos de casa y te lo
voy a agradecer” con estos pequeños encargos está compartiendo con el hijo y no
se está quejando de cansancio.
PROBLEMAS QUE
ENFRENTAN LAS MADRES QUE TRABAJAN
Los problemas que puede enfrentar una madre que
trabaja es un sentimiento de culpa por no estar permanentemente con sus hijos.
Este sentimiento se convierte en estrés, malhumor, impaciencia, cansancio,
enfermedad, quejas, reproches y el otro problema es que considera que no
comparte con sus hijos porque no tiene tiempo. No hay que olvidar que el tiempo
es un concepto relativo, lo importante es la calidad de tiempo que se comparte
con los hijos y con el esposo, para ser tal hay que conversar con los hijos
sobre las obligaciones que tienen los padres y tienen ellos y sobre la forma
como pueden ellos colaborar con los padres.
El tiempo que se permanece en el hogar debe
planificarse y debe permitir que la madre continúe haciendo en su hogar lo que
hacía antes e involucrar a los hijos para que ayuden asignándoles pequeñas
responsabilidades. Debe también valorarse el trabajo como un medio de
dignificación de la especie humana, considerando que todo trabajo dignifica y
que si los hijos colaboran en tareas muy sencillas también se están
dignificando.
La pareja (padre y madre) cuando comparten el
trabajo, pueden tener una relación más sólida que beneficie la situación
familiar.
El padre no debe sentirse el que da órdenes,
debe compartir y conversar estas órdenes con la madre para ponerse de acuerdo.
Otra situación es evitar trasmitir a los hijos la preocupación, porque se
queden solos, que es una forma de sobreprotegerlos. Si bien es cierto que la
paternidad y la maternidad significa para los niños protección, es también
necesario que los niños sean capaces de evitar el peligro, de tener la
capacidad de decidir ante situaciones; de buscar la seguridad en su entorno; de
respetar las reglas de lo que tienen que hacer en la ausencia de los padres.
Cuando la pareja ingresa al mercado de trabajo,
sin lugar a dudas, la provisión económica del hogar mejora, siempre que no haya
egoísmo y comparaciones de ingresos y que se comparta en la distribución de
ellos, permitiendo cubrir los gastos de alimentos, vestuario, escuela, juguetes,
diversiones, etc.
Tanto el padre como la madre deben fundir sus
roles, representativos y de ternura y manejar en comunidad el lenguaje del amor
paternal y del amor maternal.
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