sábado, 24 de noviembre de 2012

60.- ESCUELA PARA PADRES SEGUNDA PARTE


INTERRELACIÓN PADRES HIJOS



AMBIENTE FAMILIAR
CONDUCTA DE LOS PADRES
CONSECUENCIA EN LOS HIJOS
RECHAZO
Ø   INDIFERENCIA
Ø   ABANDONO
Ø   RIDICULIZAR
Ø      LLAMAR LA ATENCIÓN
Ø      NO ADAPTACIÓN
Ø      HOSTILIDAD
SOBREPROTECCIÓN
Ø   FALTA DE CONFIANZA
Ø   INDULGENCIA EXCESIVA
Ø   DOMINIO AGOBIANTE
Ø      DEPENDENCIA
Ø      INMADUREZ
Ø      FALTA DE REPERTORIO
AUTORITARISMO
Ø   LIMITACIÓN DE LIBERTAD
Ø   DESAPROBACIÓN
Ø   CRÍTICAS
Ø      AGRESIVIDAD
Ø      REBELDÍA
Ø      DECEPCIÓN
ACEPTACIÓN Y AFECTO
Ø   TOLERANCIA
Ø   COMPRENSIÓN
Ø   AMABILIDAD
Ø   TERNURA
Ø      ESTÍMULO
Ø      CONFIANZA EN SÍ MISMO
Ø      ADAPTABILIDAD
SENTIMIENTOS OPUESTOS (AMBIVALENCIA)
Ø   VARIABILIDAD DE ÁNIMO
Ø   NORMAS INTERMITENTES
Ø   INDULGENCIA - PERMISIVIDAD
Ø      ANSIEDAD
Ø      CONTROL ESCASO
Ø      CONFUSIÓN


LOGROS DE LOS NIÑOS DE SEIS MESES A DOS AÑOS


Los  niños desde los seis meses hasta los dos años son capaces de responder positivamente al afecto de las personas de su entorno inmediato manifestando hasta los seis meses agrado o desagrado frente a ellas. De seis a nueve meses diferencian a las personas extrañas de los cercanos expresando emociones de alegría, miedo, sorpresa, de nueve a doce meses tienen la capacidad de interactuar con el grupo familiar o cercano, expresando sus emociones (alegría, enojo, miedo, sorpresa). En el año es capaz de expresar estos sentimientos en la exploración de su entorno. A los dos años surgen otros sentimientos como los celos y la vergüenza.

En cuanto a su bienestar, hasta los seis meses está tranquilo en compañía de sus padres y familiares, de seis a nueve meses rechaza a personas desconocidas y solicita el contacto físico con sus padres, de nueve a doce meses participa en actividades familiares y disfruta, se muestra tímido con personas desconocidas, al año participa en actividades familiares y sociales, fiestas de cumpleaños y a los dos años tiene interés y seguridad en actividades grupales de juego, demuestra iniciativa y busca nuevos amigos.



LOS NIÑOS INTERACTUANDO CON SU ENTORNO NATURAL


Los niños desde su nacimiento están inmersos en un ambiente natural donde hay seres animados e inanimados.

Hasta los seis meses muestran interés por su cuerpo y por los objetos que pueden coger. Observan su entorno y descubren la existencia de sonidos, aceptando sonidos suaves y rechazando los estridentes. De seis a nueve meses se interesa por el efecto de sus acciones, levantando cosas y manifestando curiosidad por lo que lo rodea, y las cosas manipulables se las lleva a la boca para descubrir si tienen sabor, olor y textura, por esta razón en esta edad debe rodeársele de objetos con diferentes texturas (sonajeros, muñecos, pelotas). De nueve a doce meses muestra interés por todo lo que puede percibir a través de sus sentidos y es capaz de realizar experiencias sensoriales, visuales y auditivas preferentemente.

Al año repite las acciones que observa e interactúa con la naturaleza que lo rodea demostrando interés por jugar con elementos naturales, agua, tierra arena, piedras, hojas y realiza mezclas. A los dos años pregunta por el nombre de las cosas que ve, plantas y animales, puede realizar onomatopeyas y mímicas y está capacitado para hacer mezclas que le permitan manipular la arena, las piedras o mezclar tierra y agua, piedras y hojas.


EL DESARROLLO DE SU IDENTIDAD PERSONAL

Uno de los aspectos más importantes y trascendentales de la educación infantil es el desarrollo de la identidad personal, para lo cual debe identificar los procesos cognitivos y afectivos y seguir instrucciones referidas a comportamientos positivos, aprendiendo reglas sociales que le enseñan sus padres a través de instrucciones de: debes hacer y no debes hacer.

Muchos niños se convierten en adultos sin tener identidad personal, por esta razón cometen actos antisociales sin sentir culpa. Otros llegan a ser adultos con una identidad muy exigente que los hace extremadamente preocupados por cualquier cosa, inhibidos, asustados o ansiosos por agradar a los padres y a los demás.

Es necesario que los padres sean razonables en sus demandas y lleven la cuenta de cuantos “no” le dice por día y convierta algunos en “sí” o en “¿Qué te parece si?’ o “Es mejor que”. En el desarrollo de la autonomía el niño aprende a distinguir lo correcto de lo incorrecto y a controlar sus impulsos, es el despertar de su conciencia moral. En los primeros cinco años de vida de su hijo debe aprender a interiorizar las exigencias sociales y morales. No hay que apurarlo, pero tampoco descuidarlo, para que en el futuro sea autónomo pero responsable.

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