INTERRELACIÓN
PADRES HIJOS
AMBIENTE FAMILIAR
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CONDUCTA DE LOS PADRES
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CONSECUENCIA EN LOS HIJOS
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RECHAZO
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Ø
INDIFERENCIA
Ø
ABANDONO
Ø
RIDICULIZAR
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Ø
LLAMAR
Ø
NO ADAPTACIÓN
Ø
HOSTILIDAD
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SOBREPROTECCIÓN
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Ø
FALTA DE CONFIANZA
Ø
INDULGENCIA EXCESIVA
Ø
DOMINIO AGOBIANTE
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Ø
DEPENDENCIA
Ø
INMADUREZ
Ø
FALTA DE REPERTORIO
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AUTORITARISMO
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Ø
LIMITACIÓN DE LIBERTAD
Ø
DESAPROBACIÓN
Ø
CRÍTICAS
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Ø
AGRESIVIDAD
Ø
REBELDÍA
Ø
DECEPCIÓN
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ACEPTACIÓN Y AFECTO
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Ø
TOLERANCIA
Ø
COMPRENSIÓN
Ø
AMABILIDAD
Ø
TERNURA
|
Ø
ESTÍMULO
Ø
CONFIANZA EN SÍ MISMO
Ø
ADAPTABILIDAD
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SENTIMIENTOS OPUESTOS (AMBIVALENCIA)
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Ø
VARIABILIDAD DE ÁNIMO
Ø
NORMAS INTERMITENTES
Ø
INDULGENCIA - PERMISIVIDAD
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Ø
ANSIEDAD
Ø
CONTROL ESCASO
Ø
CONFUSIÓN
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LOGROS
DE LOS NIÑOS DE SEIS MESES A DOS AÑOS
Los
niños desde los seis meses hasta los dos años son capaces de responder
positivamente al afecto de las personas de su entorno inmediato manifestando
hasta los seis meses agrado o desagrado frente a ellas. De seis a nueve meses
diferencian a las personas extrañas de los cercanos expresando emociones de
alegría, miedo, sorpresa, de nueve a doce meses tienen la capacidad de
interactuar con el grupo familiar o cercano, expresando sus emociones (alegría,
enojo, miedo, sorpresa). En el año es capaz de expresar estos sentimientos en
la exploración de su entorno. A los dos años surgen otros sentimientos como los
celos y la vergüenza.
En cuanto a su bienestar, hasta los seis meses
está tranquilo en compañía de sus padres y familiares, de seis a nueve meses
rechaza a personas desconocidas y solicita el contacto físico con sus padres,
de nueve a doce meses participa en actividades familiares y disfruta, se
muestra tímido con personas desconocidas, al año participa en actividades
familiares y sociales, fiestas de cumpleaños y a los dos años tiene interés y
seguridad en actividades grupales de juego, demuestra iniciativa y busca nuevos
amigos.
LOS
NIÑOS INTERACTUANDO CON SU ENTORNO NATURAL
Los niños desde su nacimiento están inmersos en
un ambiente natural donde hay seres animados e inanimados.
Hasta los seis meses muestran interés por su
cuerpo y por los objetos que pueden coger. Observan su entorno y descubren la
existencia de sonidos, aceptando sonidos suaves y rechazando los estridentes. De
seis a nueve meses se interesa por el efecto de sus acciones, levantando cosas
y manifestando curiosidad por lo que lo rodea, y las cosas manipulables se las
lleva a la boca para descubrir si tienen sabor, olor y textura, por esta razón
en esta edad debe rodeársele de objetos con diferentes texturas (sonajeros,
muñecos, pelotas). De nueve a doce meses muestra interés por todo lo que puede
percibir a través de sus sentidos y es capaz de realizar experiencias
sensoriales, visuales y auditivas preferentemente.
Al año repite las acciones que observa e
interactúa con la naturaleza que lo rodea demostrando interés por jugar con
elementos naturales, agua, tierra arena, piedras, hojas y realiza mezclas. A
los dos años pregunta por el nombre de las cosas que ve, plantas y animales,
puede realizar onomatopeyas y mímicas y está capacitado para hacer mezclas que
le permitan manipular la arena, las piedras o mezclar tierra y agua, piedras y
hojas.
EL
DESARROLLO DE SU IDENTIDAD PERSONAL
Uno de los aspectos más importantes y
trascendentales de la educación infantil es el desarrollo de la identidad personal,
para lo cual debe identificar los procesos cognitivos y afectivos y seguir
instrucciones referidas a comportamientos positivos, aprendiendo reglas
sociales que le enseñan sus padres a través de instrucciones de: debes hacer y
no debes hacer.
Muchos niños se convierten en adultos sin tener
identidad personal, por esta razón cometen actos antisociales sin sentir culpa.
Otros llegan a ser adultos con una identidad muy exigente que los hace
extremadamente preocupados por cualquier cosa, inhibidos, asustados o ansiosos
por agradar a los padres y a los demás.
Es necesario que los padres sean razonables en
sus demandas y lleven la cuenta de cuantos “no” le dice por día y convierta
algunos en “sí” o en “¿Qué te parece si?’ o “Es mejor que”. En el desarrollo de
la autonomía el niño aprende a distinguir lo correcto de lo incorrecto y a
controlar sus impulsos, es el despertar de su conciencia moral. En los primeros
cinco años de vida de su hijo debe aprender a interiorizar las exigencias
sociales y morales. No hay que apurarlo, pero tampoco descuidarlo, para que en
el futuro sea autónomo pero responsable.
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