59.- ESCUELA DE PADRES PRIMERA PARTE

LA HABILIDAD MANUAL

La motricidad y el desarrollo corporal de los pequeños, hasta los 18 meses, permite la conquista del espacio. El recién nacido tiene una motricidad que se llama reflejos o movimientos que se dan en diferentes situaciones, sin que intervenga la voluntad del niño. Su evaluación la hace el pediatra para determinar el grado de madurez del recién nacido. A partir de los tres meses el niño progresa y es capaz de, acostado boca abajo, levantar la cabeza apoyándose en los antebrazos. Posteriormente es capaz de seguir un objeto con la mirada, patalear y reconocer la voz de la madre.

Entre los tres y nueve meses puede asir objetos con la palma de la mano, después con los dedos que le da control a la motricidad. Estas conductas del uso de las manos evolucionan hasta llegar a lo que se conoce con el nombre de “pinza” que prepara para comer solo, para asir los objetos y para la futura acción de garabatear, pintar y escribir.

APRENDIZAJE DE LAS HABILIDADES 

LINGUISTICAS

Las habilidades lingüísticas que aprende el niño son: escuchar, hablar, posteriormente en la escolaridad, leer y escribir. La habilidad de escuchar se desarrolla desde la etapa pre natal. El niño escucha los latidos del corazón de su madre, los sonidos y los ruidos. Ante los sonidos (música) reacciona positivamente; ante los ruidos se sobresalta. Después del nacimiento escucha la voz de su madre y la reconoce, esta habilidad es la habilidad de escuchar, porque el niño a la percepción de oír ya está agregando progresivamente la capacidad de atención.

Los padres, deben colaborar en esta habilidad hablando a los hijos en una lengua estándar, modulada, lenta y afectuosa, mirándole a los ojos para que pueda percibir los movimientos de los labios. Para desarrollar esta habilidad es muy importante usar las llamadas canciones de cuna, los cuentos ilustrados, las imágenes y objetos de su entorno más cercano, nombres que deben ser pronunciados sin cortar la palabra para prepararlos en una lectura global, sin silabeo.

APRENDIZAJE DE LA HABILIDAD DE HABLAR

El desarrollo del lenguaje es un proceso lento que permite la comunicación con su entorno familiar, que es el principio de la relación social. Los adultos influyen en el desarrollo del lenguaje del niño, haciéndole vivir situaciones y hablando de ellas, ejemplo: “Vamos a tomar un baño. Toma agua. Mira este juguete. Soy tu mamá y me llamo…. Este es tu papá y se llama…. Tú te llamas…. Te quiero mucho (seguido de su nombre)”. Esta última expresión hay que hacerla con mímica y esta debe utilizarse en todas las expresiones.

La influencia de los adultos en el desarrollo del lenguaje es decisiva, porque el lenguaje se desarrolla en el plano social y posteriormente en el plano individual para convertirse en una interacción entre oyente y hablante con mensajes sencillos en su realidad inmediata.

Cuando el niño cumple dos años, ya deben haber surgido muchas palabras usadas como nombres y referidas casi siempre a objetos y personas de su entorno. Posteriormente se vincula a sus necesidades e intereses, es un lenguaje egocéntrico. A los tres años ya es un lenguaje socializado y la frase se hace presente, por ejemplo “Quiero jugar, dame eso” y otras.

El hablar, el niño lo aprende escuchando hablar, no aislándose de la emisión de palabras y oraciones.