lunes, 14 de noviembre de 2011

48.- MANEJANDO LA EXPRESIÓN ORAL (Derechos de Autor Reservados)

Una de las habilidades lingüísticas es la habilidad de hablar que según Martín Buber, “es volverse hacia el otro, es darse hacia él”. Esta habilidad de hablar supone la otra habilidad de escuchar y tres componentes:

1. Salirse de sí mismo expresando lo que uno piensa
2. Co participación de los que escuchan buscando un intercambio de ideas y pensamientos
3. Coincidencia o discrepancia en relación a lo que se escucha.

El hogar y la educación formal debe propiciar la participación oral de niños, niñas, alumnos, alumnas, para que el lenguaje pueda cumplir su función social y expresiva.

La participación oral es eminentemente formativa porque supone coincidencia en los valores comunes o discrepancia que se clarifica con una discusión alturada de respeto al interlocutor y de comprensión de sus puntos de vista. Un tono adecuado que favorezca la relación amistosa entre el que habla y los que escuchan.

Los padres y los maestros deben inculcar en sus hijos y alumnos estos principios formativos; pero es necesario que los posean porque “nadie puede dar lo que no tiene”. Si exigimos a los demás que respeten las opiniones, si deseamos que los niños también las respeten, los adultos deben respetar a la persona y sus opiniones sin dar el bochornoso espectáculo de callar las participaciones con risas o murmullos. Es necesario que los niños que se forman para la vida estén convenientemente preparados para ejercer liderazgo en su vida social adulta y poder “combatir ideas con ideas”, como lo señalaba Sarmiento.

Es tarea difícil hacer que los niños pequeños puedan participar porque carecen de intimidad, su yo es poco profundo y las percepciones, ideas y fantasías se entrecruzan. Un niño es una promesa, pero es deber de la educación actuar sobre esta personalidad en formación para enriquecerla, perfeccionarla y realizarla plenamente. La falta de intimidad se compensa, porque el niño cuando habla es sincero, por eso es necesario escucharlo, aprobar una o todas sus ideas, darle seguridad.

Las técnicas grupales, sobre todo las de micro grupo, son importantes para la participación oral porque los alumnos que trabajan en un grupo tienen un motivo, y en torno a él cambian ideas, contribuyen individualmente con sus experiencias relacionadas con el asunto. Las técnicas grupales permiten también comprobar la veracidad de las experiencias expresadas a través de discusiones alturadas y con una supervisión disimulada del adulto.

El manejo de técnicas grupales en el aula, constituye un sistema que se conoce con el nombre de Sistema de Instrucción Socializada.