martes, 2 de marzo de 2010

1.- EL SENTIDO DE LA EDUCACIÓN (Derechos de Autor Reservados, puede citarse mencionando la fuente)

UN DESAFIO PARA MAESTROS, EDUCAR CON CALIDAD

Educar, hermosa y comprometida tarea, ha ocupado la mayor parte de mi vida, más aún es mi vida misma. Comprendo que la Educación tiene una connotación profundamente humana que debe comprometernos a todos, porque es un proceso de liberación, que permite a los usuarios del servicio sentirse agentes de su propio destino. El hombre, es una existencia intencional, no es una indiferencia apática, ni una soledad. Es una energía que impulsa a establecer relaciones y lograr una victoria sobre sí mismo y sobre la realidad que debe conocer y transformar. La educación, así concebida, debe ser el fin de un proceso de servicio, pero es también una inversión a la que debemos corresponder logrando que los educandos sean productos de calidad (efectivos y eficientes), y que dentro de niveles de excelencia se preparen para la vida social adulta. Gran responsabilidad es para los maestros, procesar en el aula seres humanos capaces de actuar, pensar, sentir, amar. Niños y niñas, adolescentes y jóvenes que son presente, pero también esperanza y promesa con quienes no podemos ni debemos equivocarnos. La Educación y el macro sistema social se alimentan mutuamente, interactúan, por esta razón Educación y Desarrollo constituyen un binomio que no puede desligarse. El desarrollo debe ser concebido con un criterio orgánico y no mecanicista. El Desarrollo concebido no como un fin en sí mismo, sino como un medio de crecimiento y cambio. El fin más importante del desarrollo es construir un modelo de sociedad donde el hombre pueda realizarse plenamente en un ambiente de confianza, seguridad y no en esta azarosa situación de temor, presión y corrupción, que desgraciadamente estamos viviendo. El Desarrollo auténtico se inscribe en la perspectiva de una economía humana, como tránsito de una fase deshumanizada a otra más humana de "valer más" y "ser más". El error de nuestras sociedades es orientar el desarrollo sólo al crecimiento económico de "tener más". Esta orientación en vez de unir a los hombres, los separa, los polariza, los enfrenta. Se debe orientar la tarea docente, hacia un desarrollo personal y social orgánicamente concebido, que amalgame la participación crítica y consciente del maestro con una auténtica escala de valores en un ambiente de libertad, que exige un nuevo estilo de gestión gerencial y mejores niveles de vida. Así humanizaremos la Educación y la Sociedad y al maestro, como ingeniero social que procesa seres humanos en el aula a través de la participacipación de los usuarios (alumnos, alumnas, padres de familia). Importante es el rol del maestro en este desarrollo, pero desgraciadamente la sociedad no valora, en su justa medida, este elevado oficio. Se da la contradicción, que mientras la educación alcanza cada vez una trascendencia mayor para el desarrollo, los docentes no participan de los beneficios económicos y técnicos que el desarrollo promueve. La situación del magisterio es deficitaria, no sólo en el aspecto económico, sino también a lo que se refiere a la estimación socio-cultural de su función y al paradigma sólo de enseñanza que ha internalizado. Las consecuencias de esta situación son, entre otras, la fuga de docentes hacia otras actividades y ocupaciones más prestigiadas y mejor pagadas y una desviación y deterioro profesional de los que se quedan. Hay que valorar la función docente para promover la Educación, porque la Educación como mecanismo de desarrollo integral de la sociedad no puede alcanzar logros si antes no valoramos el rol protagónico del Educador. Misión de nosotros los educadores es dar estilos de vida, no sólo en el aula sino en toda la existencia. Estilos que deben ser aprehendidos como "educación con el ejemplo" que comprometa a padres de familia y a alumnos y alumnas. Hay que educar dando ejemplo de vida en los triunfos y errores, en las reivindicaciones y en las limitaciones. Educan los padres y maestros cuando son arquetipos de dignidad, control personal, autenticidad.
Que educar para la paz, la convivencia pacífica y el desarrollo orgánico constituyan nuestra máxima aspiración y nuestra más encumbrada meta.

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