Al surgir la psicología cognitiva, comienza el análisis de los procesos cerebrales que intervienen en el aprendizaje. La década del cerebro es un hito en el proceso científico de investigación y específicamente la neurociencia.
El cerebro es lo más complejo y misterioso de la ciencia y un desafío a las generaciones de científicos del actual siglo. La paradoja que implica al cerebro como medio de conocimiento sigue siendo lo más desconocido de la persona.
El premio Nóbel del año 2000 Candel en su libro “Neurociencia y Conducta” sostiene que: “La mente consiste en una serie de funciones realizadas por el encéfalo. La acción del encéfalo subyace a toda conducta. La tarea de la Neurociencia es aportar explicaciones de la conducta en término de las actividades del encéfalo, explicar cómo actúan millones de células nerviosas individuales en el encéfalo, para producir la conducta y cómo, a su vez, éstas células son influenciadas por el medio ambiente, incluyendo la conducta de otros individuos”. Esta cita está evidenciando la gran influencia del entorno social de los niños y niñas, determinado principalmente por la influencia de los padres y de los docentes cuando se inicia la escolaridad.
Los secretos de la inteligencia, la intuición, la creación, el pensamiento, la imaginación, la autoestima y la conciencia están encerrados en el cráneo y se deben a los cientos de millones de sinapsis que iluminan el cerebro en forma de descargas eléctricas de bajo voltaje, gastando menos energía que una bombilla de 60 watts.
La maravilla de la creación es haber dotado al cerebro de la capacidad de realizar cientos de miles de sinapsis en una estructura de apenas kilo y medio de peso en donde se sistematizan, y calibran funciones extraordinarias y casi perfectas.
David Friedman, en “Los hacedores de cerebros” sostiene: “No existe método para comparar la capacidad de procesamiento del cerebro con una computadora de las más sofisticadas”. La más poderosa computadora red formada por neuronas fue la denominada TRW- MARCK 3, encargada por el Departamento de Defensa de los Estados Unidos, esta computadora era capaz de realizar 1 millón de sinapsis, impresionante para un artefacto construido por el hombre; sin embargo, su capacidad era un poco menor de la capacidad sensorial de una mosca común.
Investigadores como Howard Gardner de la Universidad de Harvard descubre que: “el proceso de aprendizaje y la inteligencia se desarrollan de manera sinérgica (coordinada) y apropiada cuando se dan condiciones de estado de ánimo para la motivación, el interés y el agrado por aprender; estas situaciones refuerzan el proceso neuronal y el aprendiz encuentra que el aprendizaje es agradable y por lo tanto lo almacena en la memoria”. Este hecho debe ser conocido y puesto en práctica por padres y docentes, porque mientras más emociones y satisfacciones tiene el aprendiz, los neuroconductores de dopamina acetiledina y la endorfina fijan el aprendizaje y el recuerdo es más vívido.
Es necesario comprender la red sináptica que se produce en el aprender y el papel de las sustancias químicas que produce el cerebro y que actúan como neuroconductores para desarrollar plenamente las capacidades de niños y jóvenes. El aprendizaje está profundamente relacionado con la inteligencia emocional, mientras más agradable, alegre y vivencial sea el aprendizaje, se grabará más profundamente. Desgraciadamente la educación actual pierde de vista la función de la amígdala cerebral (centro de las emociones) y la función que cumple en el aprendizaje porque es capaz de manear procesos inhibitorios de interés o desinterés, de atención o desatención, de aburrimiento y temor que bloquean o ayudan el aprendizaje.
El aula debe ser el espacio donde se crean condiciones óptimas que permitan aprender con alegría, interés, manejando adecuadamente los aspectos emocionales que hagan agradable la educación escolarizada.
Los maestros deberán preguntarse ¿Qué es aprender?. El aprendizaje no es exclusivamente un cambio de conducta como lo señala el conductismo, aprender es como lo señala Gardner: “Incorporar significados valiosos, útiles, comprensibles, que permitan a los sujetos que aprenden adaptarse a la realidad y transformarla”.
Las corrientes cognitivas han investigado el proceso del aprendizaje y sostienen que aprender y enseñar no son procesos paralelos. Dewey señalaba que no siempre cuando el maestro enseña el alumno aprende: para aprender debe involucrarse, participar, processar en su prodigiosa mente. No responde a patrones rígidos de metodología tradicional ni a patrones exclusivamente genéticos que excluyen a los que llamamos equivocadamente alumnos lentos. Es necesaria la mediación del docente como facilitador para que motive y estimule la necesidad de aprender cognitivamente pensando , desarrollando sus múltiples capacidades, respetando las diferenicas indiv iduales, las diferentes inteligencias que coexisten en la mente, que anhela imperiosamente desarrollarse.
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